De hecho, el GPS no es el único sistema mundial de navegación por satélite.
También hay uno ruso, llamado Glonass, aunque no es tan bueno. China y la Unión Europea tienen sus propios proyectos bien avanzados, llamados Beidou y Galileo, respectivamente. Japón e India también están trabajando en sus propios sistemas.
Esos satélites alternativos pueden ayudarnos a superar problemas específicos del GPS, pero también pueden ser objetivos militares tentadores en cualquier conflicto futuro, y no es difícil imaginar una guerra espacial que los pueda dejar a todos fuera de línea.
Aunque una tormenta solar lo suficientemente grande también podría hacerlo.
Existen alternativas terrestres a la navegación por satélite. La principal se llama eLoran, pero no cubre todo el mundo, y algunos países están poniendo más esfuerzo que otros en sus sistemas nacionales.
Un gran atractivo de eLoran es que sus señales son más fuertes. Cuando las señales de GPS terminan su viaje de 20.000 km a la Tierra son extremadamente débiles, lo que hace que sean fáciles de bloquear o falsificar, si sabes lo que estás haciendo.